Los antecedentes que se tienen en la actualidad acerca de la Navidad se remontan entre los años 320 y 353 donde se celebraba el nacimiento de Cristo. Se tiene conocimiento que, anteriormente, los romanos celebraban a sus diferentes deidades en los días del 17 al 23 de Diciembre, abandonando los negocios y ejercitando (entre otros) el arte de la cocina. El 25 era la fiesta pagana del Sol.
La Biblia se refiere al Mesías como "Sol de Justicia". Por ello, desde fines del siglo IV, en el mundo cristiano se celebraba la Tradición de la Navidad el 25 de Diciembre a excepción de las Iglesias Orientales, Grecia, y Rusia que las realizaban el 6 de Enero con la fiesta "Teofanía" o manifestación de Jesús como Dios. Sin embargo es aceptado por todos que, por un error del monje Dionisio el Exiguo en el año 540 al calcular las fechas, Jesús no nació la noche del 24 al 25 de diciembre e incluso nació entre cuatro y seis años antes del inicio de la Era Cristiana. Simplemente diremos que la tradición cristiana es celebrar la Navidad el 25 de diciembre.
FIESTAS PAGANAS
El día de Navidad es el 25 de diciembre, cuando se conmemora el Nacimiento de Jesucristo en Belén según los evangelios de San Mateo y San Lucas. Después de la Pascua de Resurrección es la fiesta más importante del año eclesiástico. Como los evangelios no mencionan fechas, no es seguro que Jesús naciera ese día. De hecho, el día de Navidad no fue oficialmente reconocido hasta el año 345, cuando por influencia de San Juan Crisóstomo y San Gregorio Nacianzeno se proclamó el 25 de diciembre como fecha de la Natividad.
De esta manera seguía la política de la Iglesia primitiva de absorber en lugar de reprimir los ritos paganos existentes, que desde los primeros tiempos habían celebrado el solsticio de invierno y la llegada de la primavera. La fiesta pagana más estrechamente asociada con la nueva Navidad era el Saturnal romano, el 19 de diciembre, en honor de Saturno, dios de la agricultura, que se celebraba durante siete días de bulliciosas diversiones y banquetes.
Al mismo tiempo, se celebraba en el Norte de Europa una fiesta de invierno similar, conocida como Yule, en la que se quemaban grandes troncos adornados con ramas y cintas en honor de los dioses para conseguir que el Sol brillara con más fuerza.
Una vez incorporados estos elementos, la Iglesia añadió posteriormente en la Edad Media el nacimiento y los villancicos a sus costumbres. En esta época, los banquetes eran el punto culminante de las celebraciones. Todo esto tuvo un abrupto final en Gran Bretaña cuando, en 1552, los puritanos prohibieron la Navidad. Aunque la Navidad volvió a Inglaterra en 1660 con Carlos II, los rituales desaparecieron hasta la época victoriana.
Pero bien ¿cual fue el origen de este mágico momento?
Sus orígenes se remontan mucho antes de la llegada de Jesús, el personaje más importante para la humanidad, en el sentido de la profunda trasformación que dejaron sus enseñanzas o su vida, en todos nosotros a través de estos últimos 2000 años.
Sobre el cual la religión cristiana basa el acontecimiento de la navidad, pero muchos siglos antes los antiguos europeos celebraban la llegada del invierno o solsticio invernal, marcando la conclusión de un ciclo de la vida, para afrontar una de las épocas más complejas de la vida natural, en la cual eran abandonados por el sol, el creador de la vida, y debían tomar todos los recaudos necesarios para la supervivencia.
En los países nórdicos como Escandinavia, la fecha del 21 de diciembre era celebrada como el solsticio de invierno, teniendo una duración que solía llegar hasta enero, dicha celebración era un reconocimiento al poder o las bondades del sol, en la cual padres e hijos llevaban a casa grandes troncos, para crear un fuego que podría prolongarse o mantenerse ardiendo por 12 días. Las creencias nórdicas se basaban en que cada chispa de ese fuego tan especial, representaba un nuevo cerdo o ternera que iba a nacer durante el próximo año, augurándoles así abundancia y bienestar
El fin de diciembre fue un momento perfecto para la celebración en la mayoría de las zonas de Europa, ya que en esta época del año, la mayoría de los bovinos eran sacrificados a fin de que no tener que alimentarlos durante el invierno, representando gasto de provisiones, destinadas netamente a la subsistencia, de la época más cruda y delicada del año para los antiguos. Sin embargo para muchos, era la única época del año cuando había un suministro de carne fresca y además la mayoría de las bebidas fermentadas durante todo el año como el vino y cerveza, se encontraban en el punto justo para ser consumidas, conjugándose todas las condiciones para el evento festivo.
Por ejemplo en Alemania, en ésta época se veneraba a el dios pagano Oden durante el invierno, según las creencias de los alemanes éste dios era muy temido, llegando hasta sentirse aterrorizados de él. Creían firmemente que Oden tenia el poder de decidir que un pueblo prospere o que perezca, atribuyéndole vuelos nocturnos sobre los poblados, en los cuales los observaba para tomar luego su decisión, de aquí que muchas personas decidían no salir de sus casas para que esta decisión no los alcance.
En Escandinavia durante los meses de invierno el sol desaparecería muchos días, cuando pasaban más de 35, se enviaba exploradores a la cima de las montañas para buscar el regreso del sol. Cuando la luz volvía estos retornaban con las buenas noticias, realizándose un gran festival llamado Yuletide, el cual rondaba en torno a un fuego ardiente creado con un tronco especial, llamado de Navidad
Continuando con las historia de la Navidad cuyos orígenes se remontarían a más de 4000 años, ya que los eventos en esta fecha llegan hasta los primeros pobladores de al Mesopotamia.
La celebración de la navidad representaría parte de los festejos Mesopotámicos antiguos, donde se creían en muchos dioses (politeísmo) y el principal era Marduk. Las leyendas mesopotamicas cuentan que cada año, con la llegada del invierno, se creía que Marduk entablaría una batalla con los monstruos del caos y para ayudarlo en su lucha, los Mesopotámicos celebraban un festival para el Año Nuevo o cambio de estación.
Este festival recibía el nombre de Zagmuk, el festival tenia una duración de 12 días, en los cuales el rey de la Mesopotamia, acudía al templo de Marduk y le juraba fidelidad al Dios, dentro de las peticiones del rey, se encontraba una en la cual le pedía al dios, que si debía morir, su muerte fuera para esta época del año, así podía acompañarlo en la batalla contra los monstruos del Caos.
Para evitar que su rey muera por dicha petición, el pueblo montaba un simulacro durante el festival, que consistía en velatorio del rey, al que despojaban de sus ropas al finalizar dicho simulacro, para entregarla a los muertos y prolongar así la vida del rey, cada año. Dentro de estos pueblos los persas y los babilonios, celebraban un festival similar llamado Sacaea, que parte de la misma creencia en la celebración pero que incluía el intercambio de lugares, realizándolo con los esclavos se convertirían en los sacrificados
En primer lugar, la Iglesia prohíbe este tipo de celebración, pero fue en vano y finalmente se decidió incorporarla como una celebración apta para los cristianos. Algunas leyendas sostienen que la celebración cristiana de la Navidad se creó para competir con las creencias del paganismo y sus celebraciones tan importantes para ellos como lo era el festejo del solsticio de invierno en diciembre.
¿Por qué el 25 de diciembre? Los romanos celebraban la fiesta en honor a Saturno, Saturnalia, dios de la agricultura y la cosecha, entre el 17 y el 24 de diciembre, tiempo en el que el ciclo climatológico cambiaba dando lugar al inicio de un nuevo periodo agrícola. En esos días la sociedad romana celebraba banquetes, se bebía y bailaba, adornaban las casas con siempreverdes: muérdago, acebo, etc., y se entregaban regalos. El día 25, la fiesta era denominada Brumalia y conmemoraba el día más corto del año (calendario juliano) y un “nuevo Sol”, era la fiesta del Natalis Solis Invicti, el “Nacimiento del Sol Invicto”.
No se deben obviar como antecedentes de la Navidad, los ritos solsticiales que se celebraban en Egipto, donde la triada Isis-Osiris-Horus eran los protagonistas y el 25 de diciembre era precisamente la fiesta de Isis, un verdadero trasunto de María. Del mismo modo, Buda, Tammuz en Babilonia, el dios frigio Attis, Dionisio en Grecia, entre los vikingos, Frey, hijo de Odín, y Krishna en la India, todos muy anteriores a Cristo, poseen múltiples coincidencias en lo referido a su nacimiento: celebración el 25 de diciembre, hijos de una madre virgen, aparición de estrellas, pastores, alumbramiento en pesebre o cueva, magos, ofrendas, presencia de rumiantes, etc.
Especial referencia merece el culto a Mitra, que enlaza fuertemente con las fiestas romanas que hemos citado. Las primeras noticias sobre el dios Mitra, aparecen ya 3.500 antes de Cristo en la India, como dios del la luz, del amanecer y del Sol, extendiéndose su influencia hacia el oeste, y absorbiendo también usos y prácticas de todos los pueblos de la zona.
A finales del siglo III, se fundió la religión mitraica con el culto al Sol, cristalizando en la nueva religión del "Sol Invictus". El emperador Aureliano la hizo oficial en el año 274, y cada 25 de diciembre se celebraba el festival del Natalis Solis Invicti (el Nacimiento del Sol Invencible).
Los emperadores del s. III fueron protectores del mitraismo, en parte porque su estructura, fuertemente jerarquizada, les servía para afianzar su autoridad y poder, si bien, el poder político de la época resultó permisivo en cuento a prácticas religiosas mientras no amenazara el orden vigente.
Cristianismo y mitraismo convivieron hasta la llegada de Constantino en el 306. Constantino el Grande proclamado emperador por las legiones, seguidor de Mitra y político pragmático, no dudó en aprovechar la ocasión para intervenir y elegir como opción preferida, a pesar de las leyendas surgidas alrededor sobre una intervención divina, el cristianismo para reforzar su posición política y declararla religión oficial del Imperio con el fin de mantener unido el mismo.
En el Concilio de Nicea, convocado por el propio Constantino en el año 325, nace el cristianismo, más o menos como lo conocemos hoy, apropiándose, retocando y adoptando fechas y hechos de la religión mitraica, copiando además su estructura clerical e iniciando a la vez un acoso hacia la misma. El culto a Mitra queda definitivamente proscrito con el edicto imperial de Tesalónica firmado por Teodosio en el 380, que supone su persecución, el derribo de templos, la quema de libros, etc., hasta su desaparición.
Los nuevos cristianos vieron con agrado la decisión de Julio I de conmemorar el nacimiento de Jesús , y continuar así con las celebraciones ancestrales que se encontraban muy arraigadas en las costumbres populares. De esta manera, la Navidad (del latín nativitatem, nacimiento) o Christmas, (en lengua inglesa, “misa de Cristo”), se introdujo en nuestro mundo occidental, como continuación o remedo de las mismas fiestas paganas del culto al Sol.
El 25 de diciembre no sólo fue sagrado para los romanos, sino también para los persas, los “Mithraism” cuya religión fue una de las principales rivales para el cristianismo en ese momento. Pero finalmente la Iglesia tuvo éxito en la adopción de las celebraciones transformándose en épocas de alegría, iluminación y dones del famoso festival de Saturanilia, convertido en la celebración de la Navidad.
El día exacto del nacimiento de Jesús nunca fue esclarecido o definido fehacientemente, pero las tradiciones dicen que se ha celebrado desde el año 98 d.C y en el 137 el Obispo de Roma ordenó que el cumpleaños de Niño Jesús fuera celebrado como una fiesta solemne.
En 350 d.C otro Obispo de Roma, Julio I, fue quién eligió la fecha del 25 de diciembre, como la celebración de la Navidad. Y a principios de siglo XVII, la reforma religiosa fue la que motivó la forma en que se festeja la Navidad en Europa.
En Inglaterra la fiesta fue abolida por Cromwell en 1645, considerando que formaba parte de la decadencia Inglesa, pero por demanda popular, cuando Carlos II fue restaurado en el trono, con él retornó esta fiesta popular.