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DE FRACASOS Y MODERNIZACIONES EN LA HISTORIA: AGITACIONES DE LA MEMORIA Y ZOZOBRAS IDENTITARIAS


PASADO Y MEMORIA
Revista de Historia Contemporánea, nº 3


Juan Sisinio Pérez Garzón


La entrada de la memoria en el ámbito historiográfico ha supuesto una nueva lectura de las relaciones entre pasado y presente, entre subjetividad y objetividad, determinada por los contenidos del mismo concepto de memoria y por sus mecanismos de actuación. En efecto, la memoria evoca y conmemora los hechos históricos pasados a la vez que se autoconmemora en el proceso de repetición de los mismos. De esta forma supera el tiempo, del pasado al presente, a la vez que se proyecta, mediante la superación de ambos con la reiteración, en la intemporalidad, con las consiguientes implicaciones metodológicas e incluso políticas.

Introducir la memoria como fuente y objeto historiográfico exige, no cabe duda, la necesidad de abarcar y analizar también su reverso, el olvido, tan importante igualmente para un análisis político de los comportamientos y expectativas sociales. En España tenemos el caso bien vivo todavía de la guerra civil y de su memoria u olvido, con notables reflexiones historiográficas al respecto e importantes consecuencias políticas (nota 1). El estudio de la historia de la memoria colectiva supone, por tanto, cierta ruptura epistemológica en la historiografía del presente, porque los «lugares de la memoria» (nota 2) se convierten en eslabones imprescindibles para una lectura completa de la misma historia como realidad social y como disciplina científica (nota 3). Se trata de una prolongación del mismo objeto de estudio, de su definición y de sus límites cronológicos, pues integra tanto el análisis de los hechos, como el recuerdo de los mismos, de manera que los hechos, analizados con la historia de su propia memoria, pierden su singularidad radical para pasar a ser parte de una diacronía que se prolonga hasta el presente.


La historia como ciencia: un largo camino. ¿Qué es la historia?

La Historia como ciencia: un largo camino                                                           Henry Pluckrose: ¿Qué es la historia? 

Tableta de arcilla. Sumerios
Desde siempre, los hombres necesitaron reflexionar sobre su pasado y reconstruir una memoria de sí mismos. Primero fueron los ancianos, los sabios y los sacerdotes, y luego los historiadores quienes contaron y escribieron un saber histórico sobre el pasado: a través de mitos, crónicas y biografías, elaboraron un saber histórico destinado a legitimar situaciones y reafirmar identidades.
Enrique Florescano reflexiona:
La reconstrucción parcial y pragmática del pasado es tan antigua como la historia del hombre y se ha prolongado hasta los tiempos más recientes. Asume todas las formas de identificación, de explicación de los orígenes de legitimación del orden establecido, de darle sentido a la vida de los individuos y las naciones, de inculcar ejemplos morales, de sancionar la dominación de unos hombres sobre otros, de fundar el presente y ordenar el futuro inmediato.
Después de una larga cita, cabe una pregunta: ¿Qué es la historia? Comencemos por definirla. No es una tarea fácil, porque la palabra historia tiene múltiples acepciones. Tal como lo plantea Pierre Villar: Historia designa a la vez el conocimiento de una manera y la manera de ese conocimiento.
Es decir, que el concepto historia incluye la realidad histórica tal y como objetivamente aconteció y el conocimiento histórico o sea la ciencia que pretende develar la realidad histórica mediante el trabajo del historiador.
La importancia de la aclaración reside en el hecho de que la realidad histórica no siempre se corresponde con el producto del conocimiento histórico. Podemos afirmar que así como existió una historia de la Revolución de mayo, de la argentina o de américa, existen múltiples y muchas veces divergentes historias de cada revolución, de cada país o de cada continente, porque en las ciencias sociales, el conocimiento tiene muchas versiones y múltiples perspectivas, ya que la historia de la humanidad está hecha por una gran diversidad de hombres y sociedades.
Las sociedades americanas, cerradas en sí mismas, recibieron el impacto de un acontecimiento externo: la conquista.
La mayoría de los historiadores occidentales estudiaron y registraron estos acontecimientos desde la perspectiva de los conquistadores, de los vencedores. Pero existe otra mirada sobre estos hechos, otro registro para la memoria de los hombres: la que realizaron los indígenas sobre la ruina de sus civilizaciones, ¿Cómo relataron y explicaron la derrota?
Una misma historia, pero diferentes interpretaciones. Un conjunto de hechos y situaciones mirados, registrados desde dos miradas distintas: la de los vencedores y la de los derrotados.

Pluckrose Henry, Enseñanza y aprendizaje de la historia. Ediciones Morata S.l.

La enseñanza y aprendizaje de la historia en la educación básica, panorama general.


REFORMA INTEGRAL DE LA EDUCACIÓN BÁSICA
DIPLOMADO PARA 3° Y 4° GRADOS
MÓDULO 3: 
PLANIFICACIÓN Y EVALUACIÓN PARA LOS CAMPOS DE FORMACIÓN: PENSAMIENTO MATEMÁTICO, Y EXPLORACIÓN Y COMPRENSIÓN DEL MUNDO NATURAL Y SOCIAL

Recuperar el pasado para entender el presente

Durante muchos años en nuestro país, la enseñanza de la historia tuvo como principal propósito la transmisión de datos, la repetición de nombres de los personajes más destacados, la memorización de fechas y lugares. Con ello se propiciaba principalmente un aprendizaje memorístico.
En este contexto, muchos estudiantes crecimos con la percepción de que la historia era aburrida, difícilmente encontrábamos la relación entre el pasado y el presente; su estudio se centraba en los grandes acontecimientos políticos, económicos y militares, parcializados, descontextualizados, en donde sobresalían de manera aislada los grandes personajes, esos héroes y villanos presentados en la escuela y en los libros como quienes realizaron en solitario cambios y transformaciones en la sociedad. Así recordamos a un Pancho Villa en el Norte y a un Emiliano Zapata en el Sur, luchando en un movimiento revolucionario, (solos
o como líderes de una masa anónima) o a un Miguel Hidalgo y Costilla peleando por la independencia de México, y también recordamos a Antonio López de Santa Anna como “el vende patrias” y a Victoriano Huerta como “el traidor de la Revolución”. En esta historia patria los ámbitos social y cultural no eran importantes para lograr una explicación integral sobre el pasado.

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